Durante el 2023 el sector minero en Colombia y en el mundo experimentó un aumento en la producción y la exportación de algunos minerales, como el oro y el carbón, dicho período fue también un año de grandes incertidumbres para el sector. Dichos desafíos tuvieron su origen a nivel internacional, en las tensiones geopolíticas que impactaron un mercado globalizado (invasión de Rusia a Ucrania), las intervenciones de China con miras a controlar los principales depósitos de los minerales críticos para la transición energética, las exigencias del mundo desarrollado a las economías emergentes en materia de lucha contra el cambio climático y la agenda de la descarbonización, entre otros.
A las incertidumbres exógenas, deben sumarse hechos que, a nivel nacional, también dificultaron el desarrollo sostenible, incluyente y competitivo del sector minero colombiano: por ejemplo, anuncios y acciones de un gobierno entrante incrédulo frente a los aportes al desarrollo por parte de la actividad minera empresarial; situaciones de violencia en territorios mineros, como el paro en el Bajo Cauca Antioqueño y en el municipio de Buriticá, o el asesinato de líderes sociales y ambientales en la zona Pacífica del país; la incursión de los grupos al margen de la ley en la extracción ilícita de minerales; el cambio de las reglas de juego para los inversionistas, entre otros, generaron desconfianza.
Dicho lo anterior, es justo reconocer que el 2023 también fue un período que evidenció la relevancia de las dinámicas socioeconómicas de la minería en los territorios de nuestro país; y que para bien o para mal -depende de quien sea el observador- se desarrollaron discusiones de política pública en torno a la “Nueva Ley minera», la transición energética justa, la reglamentación de los capítulos IV y V de Ley 70, entre otros. En medio de este panorama, hoy más que antes, es fundamental fortalecer el diálogo como medio para buscar consensos entre los diferentes actores (públicos, sociales, académicos, culturales, privados, nacionales e internacionales), no sólo a nivel nacional, sino también y sobre todo, a nivel local. Lo anterior, con el objetivo de convocar a todos a un espacio incluyente para construir una visión de país que incluya el aprovechamiento de nuestro potencial minero de manera incluyente, que aporte a la resiliencia de los territorios y competitiva. Siempre, buscando que dicho encuentro no se limite a espacios de consulta, sino que promueva un diálogo estratégico permanente con vocación de incidencia, asunto en el que el GDIAM continuará empeñado.
Dado lo anterior, te recomendamos seguir leyendo y conocer de primera mano los resultados del GDIAM Nacional y Territorial en el 2023.